El algodón, un material históricamente ligado al trabajo racializado y a la opresión de las mujeres, se convierte tanto en símbolo como en evidencia: una tela que archiva historias donde el miedo echa raíces, y donde la violencia y la resiliencia se entretejen. Este proyecto rastrea cómo los marcos legales y las dinámicas sociales basadas en el miedo se refuerzan mutuamente para controlar los cuerpos femeninos, revelando cómo el feminicidio —el asesinato de mujeres por razones de género— permanece en gran medida invisible o insuficientemente castigado.
La instalación y performance multimedia integra las historias de un grupo de artesanas mexicanas (Cooperativa de Artesanas La Flor de Xochistlahuaca) y de colectivos de mujeres que buscan a víctimas de violencia y desapareción forzada, creando un espacio donde la materialidad y el testimonio confrontan las estructuras del miedo que sostienen la violencia de género.
Fotos de: David Hernández, Patrick Chiang, Gigi Totaro y propias.